lunes, 2 de abril de 2012

Renovarse y vivir

Hoy me siento como si fuera de nuevo la primera vez. Han pasado tantos días desde el último post que renace en mi la inquietud de ese primer delhirio. Estoy como de estreno, como si empezara algo nuevo, como si fuera el inicio de otra etapa y esta mi confesión. Pero este repentino debut no tiene que ver con ninguna fecha señalada, ni con un cambio de situación, ni con un nuevo proyecto sino más bien es producto de una transformación en mi interior. Ahora siento que soy una versión renovada de mi misma. Más entera, más madura, más estable, más capaz, más sincera, más paciente, más libre…más y supongo que mejor.

Después de tanto tiempo, no sabía como retomar esto. Hasta hace poco estaba encarnizada en la eterna lucha del poder y el querer. La escritura emocional requiere tiempo y energía y una serie de acontecimientos sucedidos en las últimas semanas me habían absorbido ambos aspectos por completo. Lo cierto es que tenía mucho que decir pero no encontraba las palabras adecuadas, estaban escondidas. Creo que me huían para que no escribiera ningún pensamiento fugaz. Digamos que me han regalado un momento para mi, para que pueda asimilar mis propios sentimientos. Nada de lo que aquí publico es fortuito ni impulsivo, son todo reflexiones de ida y vuelta, son todo ideas masticadas…si hubiera contado al día todo lo ocurrido habría formado una ensaladilla de emociones imposible de digerir. Ahora, con la templanza que otorga el paso del tiempo, puedo expresar mejor mis pensamientos y compartirlos abiertamente.

Dicen que un viaje a la India puede cambiar tu vida. Desde luego, es toda una experiencia que altera todos los sentidos y rompe cualquier esquema preestablecido. Pero no son las características en sí de este país lo que te transforma sino la extraña manera de enfrentarte a cada una de las situaciones que aquí se plantean. En este caso venir a India no ha sido un viaje de placer, ni una amable aventura al nuevo mundo. Lo mío se ha convertido más bien en una odisea cargada de desafíos. La vida me reta constantemente, da igual que este en Alicante, en Delhi o en un calmado paraíso. No importa el destino, no puedo escapar. Para mi siempre hay preparados complicados planes. La verdad es que en numerosas ocasiones me busco los problemas yo solita provocando situaciones que alteren mi comportamiento sistemático. En cierto modo creo que eso deberíamos hacerlo todos; retorcernos la existencia de vez en cuando para enfrentarnos a nuevas tesituras, para romper con la rutina, para darnos la oportunidad de sorprendernos, para ayudarnos a conocer nuestros límites. A mi me gusta probarme, descubrirme, impresionarme. Me resulta divertido pelearme conmigo misma porque me gusta saber quién soy. Sin duda, la resolución de pequeños conflictos nos ayuda a crecer y a superarnos pero lo difícil viene cuando las circunstancias ahogan, cuando los problemas desajustan aquello que parecía inalterable, cuando la solución a un nuevo planteamiento esta tan lejos que no alcanzas ni verla. No sabes ni qué, ni cómo, ni cuándo pero tienes ante ti una inesperada movida y algo tienes que hacer para solventarla. Y es que frecuentemente la vida nos regala disgustos envueltos en un papel áspero, rígido y de color muy muy oscuro.

Como acostumbro ha hacer no voy a entrar en detalles, prefiero hablar en términos generales para que podáis sentiros identificados, para que podáis reconoceros e implicaros en estas palabras, para que podáis darle la importancia que para mi tienen. Todo lo que ha pasado en estas semanas lo puedo extrapolar resumiéndolo con una palabra: desequilibrio. Tan simple y tan complicado como eso.

Hace poco iba andando por una calle por la que paso prácticamente todos los días y me fijé en un local que antes ninguneaba; siempre había estado ahí pero nunca me había dicho nada especial. Cuando lo vi esta vez me dio la clave, me ofreció una explicación clara de todo lo que ha sucedido y me transmitió el impulso que necesitaba para escribir. Es una clínica de Aryuveda ¿sabéis lo que es? Lo llaman la “ciencia de la vida”. Es una antigua práctica medicinal hindú que comprende una gama de tratamientos variados (hierbas medicinales, cambio en la dieta, meditación, yoga…). Se trata de una técnica milenaria
y es el primer sistema holístico que integra el cuerpo, la mente y el espíritu.
Está orientado a lograr el rejuvenecimiento y a restablecer el equilibrio corporal. Una de las máximas del Aryuveda es que toda experiencia positiva o negativa a nivel corporal tiene su efecto sobre la mente y viceversa. O te limitas o la naturaleza te limita. Si la mente o el cuerpo no están bien se produce un desajuste en el organismo. Pues eso, al fin y al cabo es lo que aquí nos ha pasado. Hemos sufrido un tremendo desequilibrio provocado por las circunstancias que han envuelto este viaje. La presión, la saturación y el cansancio emocional nos provocaron un desorden en el sistema. No lo he vivido en primera persona pero así lo he sentido. Me ha afectado, me ha traído grandes consecuencias y ha desencadenado ese cambio del que os hablaba.

Ahora todo ha vuelto a estabilizarse. Hemos recobrado la normalidad con cierta rapidez y eficacia gracias a la participación activa de la persona afectada y de su maravilloso entorno. Ahora la tormenta que trajo el problema ya es agua pasada. Y ahora, que se respira el alivio fresco, es momento de embalsar pensamientos y de reflexionar, de estimar daños y de valorar los efectos. Este último paso, el de pensar sobre todo lo ocurrido, es muy importante para cerrar un caótico ciclo con cierto éxito. No basta con salir airoso de la situación, hay que calarse hasta el fondo, hay que pringarse, hay que revolver en lo más profundo para poder absorber algo beneficioso. Mucha gente elude este momento con el fin de poder olvidarse cuanto antes de los malos momentos. A mi parecer esas mentes débiles cometen un gran error porque todo el sufrimiento generado, todo el sacrificio realizado, no vale la pena si no se saca de ello algo positivo, algo que te haga crecer, algo que te haga madurar, algo que te haga aprender, algo que te haga cambiar, algo te haga entender lo mucho que vale la pena vivir (con o sin problemas).

Queridos, hacer el favor de cuidar vuestras mentes y vuestros cuerpos porque no tenemos más de recambio y todavía nos queda mucho por andar. Las cosas que son inevitables, causales u casuales, simplemente sucederán, sin que podamos impedirlo. Lo mejor que podemos hacer es transformarlas, convertirlas en una experiencia, aceptarlas y analizarlas. Y como no, compartirlas. Eso siempre enriquece cualquier momento.

Ahora puedo contar con los dedos de las manos los días que faltan para volver a casa y dejar atrás este intenso viaje que me ha marcado profundamente. Estamos en la recta final y en estas dos últimas semanas retomo las ganas de nuestro principio. Me dirijo ahora a mi madre, que también está de estreno leyendo por primera vez mis delhirios desde casa. Tengo que decirte que te has dejado aquí tus ganas, tu perseverancia y tu buen hacer…los tomo prestados y ya te los devolveré. Eres y siempre serás mi heroína favorita. ¡De herencia quiero que me dejes tus súper-poderes!

Esto es todo. Aquí me despedido y me presento. Esta soy yo cogiendo las riendas de mi vida y dirigiéndome hacia la mejor salida. No lo olvideis, es importante, lo suyo siempre es r
enovarse y vivir.

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